Me duele mi hermana que se ha roto después de tanta violencia. Su espíritu, su cuerpo, su sexo, sus hijos, su casa, su trabajo, su vida se han vuelto añicos y no se pueden recomponer.
Se levanta, lucha, busca consejo y apoyo, denuncia pero la sombra de la impunidad la cubre y la hace más vulnerable. Sigue adelante mientras haya un adelante. Sigue caminando mientras tenga pies y fuerzas. Las heridas ya no sangran pero las cicatrices deforman su alma.
Me duele mi hermana hostigada, intimidada por el jefe abusivo o, peor, por otras personas que quieren los favores del jefe. Me indigna que las mujeres sean llamadas cuerda de putas por sus compañeros de trabajo y no haya reacción de parte de ellas porque ellos siempre las tratan así.
Ella trata de ignorar los mensajes y amenazas para que cesen, pero no cesan. Acude a las instancias de protección y desestiman su denuncia. Se busca una salida política pero no siempre quien gana, gana: el miedo permanece; se rompe la confianza; se deterioran las ganas de trabajar y asumir nuevas responsabilidades.
Me duele mi hermana a quien se le ha roto el placer de la comunicación sexual. No puede decidir voluntaria y libremente cómo, cuándo y con quién realizar un acto carnal. Mediante el ejercicio no proporcional del poder es abusada psicológicamente, prostituida forzosamente, esclavizada sexualmente.
Se le mueren sus esperanzas de realizarse con una pareja, de llevar a cabo con ella un proyecto de vida. Se le cercena la intimidad, se la reduce a condición de objeto, se desnaturaliza la atracción y el deseo sentido hacia otra persona.
Me duele mi hermana expuesta por los medios de comunicación, explotada, deshonrada, a quien se le ha vulnerado su dignidad humana con fines económicos, sociales o de dominación. No tolero la violencia simbólica que la subordina socialmente con mensajes, valores y signos que naturalizan la discriminación.
Ella se afirma en su identidad femenina, se reconoce vulnerable pero no frágil, estudia y profundiza en las causas. Aprende que la burla no es normal, el golpe físico o psicológico es delito; que los padecimientos no son voluntad de Dios ni consecuencia de alguna acción realizada por ella, opinión emitida ni provocación al macho.
Me duele mi hermana rota, pero cada vez somos menos quienes nos conformamos con ser modelos desarmables.
Ileana Ruiz
iradeantares@gmail.com
Paraguaná, Estado Falcón, Venezuela.
MUJER ROTA
Publicado por
MUJERES MAGDALA
diciembre 07, 2010
Etiquetas: MUJERES SALVAJES , MÚSICA Y POESÍA
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